Lo que escuche cuando me cantabas

Cuando escuché esta canción me imagine lo difícil que es perder a un ser amado porque la muerte nos lo arrebata. Yo he perdido a familiares he perdido amigos, pero la canción me transporta al hecho de perder de alguien a quién amamos de una forma especial.

Creo que de inmediato se vienen a la memoria todos esos recuerdos de las cosas vividas, los sueños en común, los detalles que hacian especial un evento, la ausencia de ese amor nos lleva irremediablemente a un estado de depresión tal que la única opción justa es no vivir más sin ella.

Y aún cuando nuestros principios nos llenen con la esperanza de que el ser que ha muerto esta en un lugar mejor que este planeta, al lado de ese ser al que llamamos Dios, es precisamente a él a quien vamos a culpar no una, ni dos veces por el hecho de tenerla a nuestro lado. Aunque intentemos aceptar que es Él quien sin tener que dar explicaciones da y quita la vida porque finalmente es suya, no es nada sencillo quedarse a menudo sin la respuesta de por qué partió.

Perder por la muerte a un ser amado no me a tocado, perdí sí a alguien que curiosamente le llamé siempre "Princesa", la perdí primero porque la llevaron a conocer a Dios por un camino diferente al que yo le compartía y verla renegar al principio, crecer porque es verdad que en ciertos aspectos trabajan muy bien pero adoptar ese aire de "superioridad" de "orgullo" y comportarse de una manera arrogante no era nada agradable.

La perdí porque como persona creció también y el desarrollo humano es así, ella necesita vivir lo propio de su edad y de su ambiente, aunque ahí también me he decepcionado de la supuesta solidez de unos principios que no existen, como me dolio leer un comentario en el blog de fotos que seguramente mamá ni siquiera sabe que existe, y si lo sabe que lástima que no corrija la conducta, aunque quizas solo sea un reflejo de lo que aprendió en casa.

La perdí porque de nada sirvio pedir perdón, decir te amo, demostrar que dentro de todo había razón para esa equivocación, pero nada puede justificar que el castigo se expandiera a quienes más amaba.

Tristemente porque el tiempo pasa sin detenerse, tengo que aceptar que nunca más volveré a enamorarme Princesa, el futuro era nuestro pero ... se acabó.

Como siempre te dije, Princesa, ¡te quiero mucho... nunca lo olvides!